sábado, 18 de octubre de 2014

Federalismo Anarquista = Federalismo Libertario

Vivir en Anarquía Total, Anarquia es el Orden Revolucionari(A)
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El Federalismo libertario no es separatista. Federares es “hacer alianza, liga, unión o pacto entre
varios”. O más sencillamente, repetimos desde hace un siglo: “Federarse es unirse”, unirse de
abajo arriba, y libremente. Cuando varias entidades, comunas, comarcas o regiones se federan, se unen. Cuando se dividen o se separan no practican el federalismo. Por todas estas razones el federalismo es libertario y voluntario.

El federalismo es la colaboración orgánica de todas las fuerzas sociales, de abajo arriba para la obtención de una finalidad común cimentada en el libre acuerdo. El federalismo no es la disgregación de la actividad productora, ni el desbarajuste caótico, sino el trabajo y la actuación común de todos los miembros para la libertad y la prosperidad generales. Es la unidad de la acción que nace de la convicción íntima y encuentra su expresión en la solidaridad vital de todes. Es el espíritu de la voluntad libre, que opera de dentro afuera y no se agota en una estúpida imitación de formas pasadas, que no pueden dar origen a ninguna iniciativa personal.

Solamente una constitución social federalista, apoyada en el interés común de todes y fundamentada en el acuerdo mutuo de todas las agrupaciones humanas, nos puede salvar de la maldición de la máquina política que se nutre con la carne y la sangre de los pueblos.

La federación une a los hombres para todos los objetivos que les son recíprocos. Los grupos
federados, lejos de perder su autonomía propia, lo que hacen es fortalecerla. Unión es la multiformidad de las cosas.

CARACTERÍSTICAS DEL FEDERALISMO LIBERTARIO

1.- Los pactos federales se basan en la previa colectivización de los bienes de producción y la
igualdad económica consiguiente. La federación debe apoyarse en la “solidaridad económica”
para poder establecer de una manera real y positiva las relaciones de todos los seres sobre la
justicia formando organismos dotados de igual libertad para pactar, del mismo derecho para protestar.

Donde hay desigualdad no hay libertad. Los pactos deben ser verdaderamente bilaterales,
sinalagmáticos y conmutativos, es decir, gozarán ambas partes o dos contrayentes de mutua
libertad, autonomía y garantía que son inherentes a cada ser.

2.- Las unidades que pactan se llaman, en la ideología ácrata, “naturales”, término que podemos
aceptar siempre y cuando no entendamos por ello ningún tipo de organicismo; es decir, son
entidades en las que la unión entre los individuos tiene una razón de ser, una base “real”, la
propiedad, el trabajo, el territorio, el pasado cultural común; que da pie “racional” para concertar un pacto que se mantenga por sí mismo, y no “unidades ficticias” creadas por el privilegio y conservadas por la tradición, como son las circunscripciones legales o administrativas, cuya última razón de ser es la coacción de la autoridad o el “ciudadane” misme en que se basa el federalismo clásico.

3.- Los pactos federales rigen a la vez la vida económica y política de la sociedad. Les anarquistas afirmaron frecuentemente que su federalismo era exclusivamente económico y que la “política” (gobierno del hombre por el hombre) desaparecería en la sociedad libertaria. Mas si por política se entiende el mecanismo de elaboración de las decisiones fundamentales en una sociedad, aunque se disfrace bajo el nombre de “Administración”, “organización social” o “sociología”, no cabe duda de que está inmerso en la teoría y la práctica del federalismo.

4.- El federalismo anarquista nunca puede llevar a la constitución de algún tipo de poder político, o de organismo social que sirva de fundamento para decisiones comunitarias no aceptadas por todas las voluntades individuales. De este modo el anarquismo se aleja una vez más del federalismo clásico, cuyos pactos no se consideran revocables con suficiente fluidez y las prerrogativas que se enajenan resultan excesivas, con lo que se pierden de modo irrevocable las libertades individuales y surgen unidades no controladas por la base; gobiernos, en definitiva, que es justamente lo que el anarquismo intenta sustituir con sus pactos económicos y políticos. Así pueden organizarse las unidades superiores de la federación, por medio de comisiones delegadas, con mandato imperativo y con posibilidad de revocación constantemente abierta, Con lo cual la delegación ya no es una abdicación de la libertad, sino el cumplimiento del deber más sagrado en la Anarquía, que es organizar la “administración”. Los pactos mismos habrán de ser como las delegaciones, limitados, revocables y flexibles.

5.- El principio federal presidiendo la unión de les trabajadores y sus sociedades afectan tanto a la organización revolucionaria actual como a la sociedad futura. El federalismo anarquista ha tenido un carácter teórico perfectamente desconectado con el regionalismo hispánico. El principio federalista conduce lógicamente al internacionalismo, o sea a la organización federativa a nivel mundial en una “Confederación de Confederaciones” en la más grande y fraternal unión internacional humana. El internacionalismo verdadero se basa en la autodeterminación y su corolario es el derecho de secesión.

Como se ve el federalismo profundiza en la unión; mientras que el nacionalismo profundiza en
las diferencias. Ante el poder constituido hay que oponer la resistencia federada de todos los
pueblos oprimidos.

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